GASTRONOMIA, TURISMO: Cultura, idiosincrasia y riqueza
Hoy mismo, al volver a casa en una tarde típicamente bilbaína, sirimiri incluido, y un poco fría, un par de chicos, de Toledo, me han parado para preguntarme donde podían comer unos buenos pintxos… es así cada vez, como si no hubiera otra cosa en nuestra gastronomía…
Además me ha venido a la cabeza esa corriente de opinión interesada que habla de la «invasión» de la hostelería en el Casco Viejo, y de esa palabra horrible como es la «turistificación» y con que facilidad ha calado en las mentes de algunas personas que en su simpleza no son capaces de ver que la realidad es muy otra.
Los turistas que vienen a conocernos lo hacen sin ánimo invasor, lo veo, vienen a conocer a un pueblo que ha sabido conservar su idiosincrasia, su lengua, su cultura… que es amable, que escucha… donde está el problema entonces.
Y que decir de nuestra gastronomía, una de nuestras señas de identidad y que tan magnífica representación tiene en el Casco Viejo de Bilbao, desde los grandes cocineros como Alvaro Garrido del Mina, Pintxo en el Ola de Martin Berasategui, en el Hotel Tayko, Paul Ibarra en Los Fueros, Txomin Gomez en el Lurrina, el recién llegado Ricardo Perez en el Hotel Nyx… Pero también Iñaki, Iban, Anita, Manu, Javi, Itzi, y tantas y tantos otros que hacen milagros gastronómicos en cocinas minúsculas de cuatreo y cinco metros cuadrados de tabernas y, restaurantes y casas de comidas de toda la vida, sin olvidarnos de los helados italianos de Gelati o de Capra, o de los caramelos de malvavisco, o de las croquetas de Lautxo, o de…
Alguien ndijo hace mucho que la gastronomía era el Guggenheim del siglo XXI, u esa gastronomía no siempre está plagada de estrellas, sino de creatividad de esfuerzo y de buen hacer…
Entonces donde está el problema, si los turistas nos ayudan a ser más nosotros mismos y nos prestan retazos de su cultura, si la gastronomía es una de nuestras más importantes señas de identidad, si las dos actividades en su conjunto crean riqueza y empleo, si ambos sectores son hoy día la punta de lanza de la actividad económica del Casco Viejo de Bilbao… si las terrazas son lugares apacibles donde sentarse a charlar con l@s amig@s.. incluso a hacer nuevas amistades, incluso…
Tenemos en Bilbao un Casco Viejo lleno de vida, uno de los más atractivos, sino el que más de muchos kilómetros a la redonda, corazón y alma de una ciudad que ha sabido reinventarse y revivir desde sus cenizas industriales o desde el barro de unas trágicas inundaciones.
Los que ya ni peinamos canas, porque ya no nos quedan… hemos vivido tiempos peores, mucho peores en este «barrio» que es a la vez cuna y crisol de nuestra cultura urbana y milenaria, solidaria y acogedora, y uno de los más importantes motores económicos de ese viejo país llamado Euskalherria o Euskadi, o País Vasco.
así que por favor busquen causas reales, las hay a montones, para reivindicar, o para luchar contra las injusticias… pero por favor dejen de salvarnos, dejen de mentir, de generar alarmas innecesarias y mentirosas. El
Casco Viejo es el Lugar de Encuentro donde cabemos todos y todas, incluso «todes» como diría un amigo mío, es la cuna de la tolerancia y de la convivencia de uan villa modélica en esos valores… y por favor dejen en paz al turismo y a la hostelería y a la gastronomía, santo y seña hoy nen día de una cultura y de una economía que hace del Casco Viejo de Bilbao el Primer Centro comercial, Cultural y Gastronómico del Golfo de Bizkaia, o de Gascuña o del Arco Atlantico, elijan el nombre que más les guste, pero déjennos vivir allí donde ya habita la convivencia desde hace muchos siglos… no nos salven, déjennos vivir en nuestra «estúpida» felicidad y calidad de vida… Por favor, mesedez, favores, arren, otoi.
J.P.M.A.B.